miércoles, 4 de septiembre de 2013

Pieza del mes de septiembre | 2013 | Acta de Independencia del Imperio Mexicano




Acta de Independencia del Imperio Mexicano
28 de septiembre de 1821






La pieza que el Museo Regional Cuauhnáhuac – Palacio de Cortés presenta este mes de septiembre, es un facsímil realizado por el Departamento de Conservación y Restauración del Archivo General de la Nación -lugar en donde se encuentra depositado el original- del Acta de Independencia del Imperio Mejicano, testimonio del objetivo primordial del estado mexicano, reflejo de nuestra lucha por la libertad y origen de nuestra identidad como nación.




A
gustín de Iturbide, militar realista en la guerra de Independencia, combatió al caudillo insurgente Vicente Guerrero. Al no poder vencerlo, se sumó a la causa en una alianza que hizo posible el fin de la guerra y el triunfo del movimiento Independentista. El 24 de febrero de 1821, Agustín de Iturbide proclamó el Plan de Iguala con el que se promulgó la Independencia de México y fue consumada después de su entrada a la ciudad de México, el 27 de septiembre de 1821, al frente de su ejército de las Tres Garantías: Religión Católica como única tolerada en la nueva nación, Independencia de México hacia España, y Unión entre los bandos de la guerra.

Al día siguiente de la promulgación de la Independencia, seguiría la creación del Imperio Mejicano, pronunciado por su junta soberana congregada en Palacio Nacional.

En principio se hicieron dos ejemplares originales, uno para el gobierno y otro para la junta. Una de estos se conservó en la sala de sesiones de la Cámara de Diputados y de acuerdo a Lucas Alamán, el segundo desapareció.

El ejemplar resguardado en la Cámara de Diputados fue destruido en el incendio que consumió al recinto en 1909, y el otro ejemplar, reapareció años después con un exlibris de Maximiliano de Habsburgo (grabado en tinta negra que consiste en un águila coronada y debajo de ésta el monograma del Emperador) de donde se desprende que estaba en su biblioteca, pero se desconoce si la obtuvo en Europa o en México. Tras su fusilamiento, el padre Fisher, confesor del emperador, la sacó del país y ya entrado el siglo XX, fue reintegrado a México a través de la Presidencia de la República.

Tras azarosas tribulaciones, dictámenes de autenticidad y estudios minuciosos, el Acta está a buen resguardo en la bóveda del Archivo General de la Nación.
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