lunes, 13 de julio de 2015

Dones, Gracias y Virtudes - Escenas de la Virgen María

Agosto a Noviembre | 2015 
Sala de Exposiciones Temporales

Museo Regional Cuauhnáhuac - Palacio de Cortés




Dones, Gracias y Virtudes | Escenas de la Virgen María
Exposición temporal en el Museo Regional Cuauhnáhuac – Palacio de Cortés

Dones, Gracias y Virtudes es una exposición original del Instituto Nacional de Antropología e Historia que de agosto a noviembre, presenta acervo que en su mayoría se encuentra en el depósito de bienes culturales del Museo de Guadalupe (Zacatecas, México) y que tiene como objetivo mostrar a través de algunas piezas y lienzos, una selección de escenas de la vida de la Virgen María y de advocaciones marianas.

La exhibición se compone por tres núcleos temáticos y 19 obras (óleos, grabado, porcelana y libro de coro) en las que se pondera la iconografía que distingue a la Virgen María, así como las fuentes documentales de las que se nutrieron los artistas para pintar la vida de las mujer que se convirtió en un modelo a seguir para las damas novohispanas.


Mostrar de forma didáctica la escena de la vida de la Virgen María, así como algunas de sus advocaciones. La Madre de Cristo fue para muchas mujeres novohispanas un modelo de vida; virtudes como abnegación, el amor a los hijos y a la  familia, la obediencia y la piedad, formaron parte del universo femenino novohispano, Así también se le proporcionará información general al visitante sobre iconografía mariana, fuentes de inspiración para que los pintores novohispanos plasmaran a la Virgen María y datos sobre el origen de algunas advocaciones.



Los artistas del barroco tuvieron a su cargo la tarea de plasmar y dar forma a las aspiraciones estéticas de una sociedad cuya concepción del mundo y de la vida giraba en torno a la religión católica. Durante el virreinato, la iglesia promovió sus enseñanzas a través de la palabra oral y escrita, por ello la imaginería religiosa tuvo como principal objetivo la evangelización de la población.

Por tal motivo la mirada no solo fue un mero acto de contemplación estética, sino un recurso didáctico que impactó en la vida cotidiana de las personas, sin importar su posición social o económica.

Las representaciones de la vida de  Jesús, de la Virgen María y de los santos, sirvieron como modelos de vida para los fieles novohispanos. En la época virreinal, especialmente en los siglos XVII y XVIII, el universo femenino centró su interés en la religión.

Era común que las mujeres tomarán como modelo de vida a la Virgen María, considerada el ser más perfecto después de Cristo, procurando imitarla desde su infancia hasta sus últimos años de vida.

Dones. Gracias y virtudes, título de esta exposición, recuerda las cualidades concedidas a la Madre del Salvador y los atributos que la distinguen; también se exhiben algunas escenas que plasman su vida y una breve selección de advocaciones con las que se le invoca.

La Mujer vestida de sol
 La tradición cristiana señala que la persona que por primera vez pintó a la Virgen María fue San Lucas, quien escribió en el Nuevo Testamento el evangelio más completo sobre la vida de Cristo; también es considerado el primer biógrafo de la Virgen María y del Niño Jesús.

La Virgen María fue elegida antes de su concepción para ser la Madre de Dios. Descendió del cielo a la tierra para redimir la falta de Eva, por eso es llamada la “Segunda Eva” y después de su muerte subió en cuerpo y alma al cielo por obra y gracia de Dios.



Son varios los atributos que distinguen a la iconografía mariana, entre ellos están: el lirio y el espejo que simboliza su pureza, la palma que representa su triunfo sobre el alma; la corona de doce estrellas que simboliza los doce tributos de Israel, los colores azul y blanco de su manto, así como el halo de la luz que siempre la acompaña y que significa la gracia divina por ser madre de Cristo.

Ramillete de invocación y milagro
Era costumbre en las casas novohispanas designar un lugar especial para la piedad. En estos oratorios domésticos se colocaba la imagen religiosa acompañada de flores, manteles, velas y otros ornatos que complementaran el lugar. Las obligaciones religiosas no se limitaban a ciertas fechas, sino que a diario se hacían distintos rezos a diferentes horas del día, que formaban parte de la rutina de los habitantes de la casa. La iglesia recomendaba diversas oraciones y alabanzas a la Virgen María de tal forma que muchos hombres y mujeres se encomendaban e invocaban a la madre del señor.
Las advocaciones marianas aluden a los dones o atributos de la Virgen María, así como a sus apariciones milagrosas. La manifestación más conocida en México la de la Virgen de Guadalupe que en 1531, se apareció al indio Juan Diego y que hasta la actualidad es considerada patrona y protectora de los mexicanos.


La Virgen María es conocida con diferentes nombres, según los diversos momentos que vivió con su hijo Jesucristo, tal es el caso de la Virgen Dolorosa y la Virgen de la Piedad que recuerdan los pasajes de la pasión de Cristo. A lo largo del país existen santuarios que se levantaron donde hubo una aparición mariana, tal es el caso de: Nuestra Señora de Ocotlán en Tlaxcala, Nuestra Señora del Pueblito de Querétaro, Nuestra Señora de Itzamal en Yucatán, Nuestra Señora del Patrocinio de Zacatecas.


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